Pisando
Fuerte No. 61: ¡Qué Rica Informalidad!
(Chapter 1)
Por: Marcial Guillermo Pérez Herrera
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Hola amigos, aquí
nuevamente con ustedes, en pleno cambio de clima, en la bella y controvertida Lima peruana, la de todas las
sangres, la de todos los chismes y mazamorras y casi siempre sorpresiva,
diletante y palangana.
Aquí pues, entrándole
a un tema, impresionantemente añejo y a la vez espectacularmente nuevo, la
Informalidad, lo Informal, lo Informalísimo, palabra, por momentos tan
científica y preocupante y otras veces tan relajada, diría yo hasta medio cínica,
para expresar los desórdenes habidos y por haber, y, para hacer más simpático a
los antipáticos y así sin fin, cual montaña rusa sin límites y sin control.
Inicio esta “Saga”, a
propósito de números tremendos en todo el mundo y hasta enfoques y conocimientos,
ciertamente difusos o sabiamente diferentes para tirios y troyanos legos y
científicos, políticos e inocentes. A lo Harry Potter o Crepúsculo o Señor de
los Anillos, este mini tiovivo, tendrá algunos capítulos, para hacerlo, menos
denso, más agradable, y, convertirlo desde un aperitivo, en, espero, apetitosa
cena de primos y segundos.
De donde viene este
famoso término, nos vamos al diccionario y soltamos la pepa.
“Lo
informal Se aplica a la persona o grupo que no
acostumbra a cumplir con sus obligaciones o compromisos; Que no se ajusta a
normas legales, sino que se fundamenta en la confianza entre las personas; Que
no está sujeto a reglas protocolarias, ceremoniales o solemnes, sino que es
propio del trato entre amigos o familiares; Se aplica a la prenda o ropa que es
adecuada para la vida privada o familiar y se viste más por comodidad que por
elegancia.”
Como se ve, aparece como cómodo el
asunto, para tiempos de posmodernidad, tan pegada a la deconstrucción crítica
de la realidad, compromiso ideológico con las minorías en cuanto a política,
sexo, lenguaje y en general la formación
de un nuevo sistema de vida cultural y social.
Sin embargo, porque Informalidad es
sinónimo de dolor de cabeza para gobiernos todo calibre y dimensión,
estructuras empresariales corporativas y nativas y en general de muchos
cenáculos del pensamiento y discernimiento sobre el desarrollo y bienestar
global.
La importación y exportaciones mutuas
de la informalidad, están asociadas a las preocupaciones de las Naciones Unidas
y de su órgano de “combate tripartito” (el único en su género dentro del
Sistema), la Organización Internacional del Trabajo-OIT.
La OIT utilizó por primera vez la expresión “sector no
estructurado” en un estudio titulado: employment,
incomes and equality: A strategy for increasing productive employment in Kenya (Ginebra,
1972). Se utilizó esa expresión, para describir las actividades de los
trabajadores pobres que no eran reconocidas, registradas, protegidas o
reguladas por las autoridades públicas. A partir de entonces han sido numerosas
las actividades y documentos de la OIT en que se ha utilizado esta expresión.
El término opuesto a sector no estructurado era el de “sector moderno de la
economía”, pero ambos tenían una gran ambigüedad.
Continuamos,
casi veinte años después, en 1991, la
78.ª reunión de la CIT examinó “el dilema del sector no estructurado”. El
dilema que se planteaba era si la OIT y sus mandantes debían promover el sector
informal como proveedor de empleo y de ingresos o tratar de extender al mismo,
la reglamentación y la protección social, con la posibilidad de que de esta
forma se redujera su capacidad de proporcionar empleos e ingresos a una mano de
obra siempre en aumento.
En la Memoria del Director General para la Conferencia de
1991, se subrayaba que “está excluido que la OIT ayude a ‘promover’ o a
‘desarrollar’ el sector no estructurado de tal o cual país como un medio cómodo
y poco oneroso de crear empleos si los interesados no están resueltos, al mismo
tiempo, a erradicar paulatinamente las peores formas de explotación y de
trabajo infrahumanas que se observan en ese sector”.
En la discusión de la Conferencia se hizo hincapié en que
para resolver el dilema había que “atacar a las raíces del mal y no sólo a los
síntomas” mediante “una estrategia global y diversificada”. A lo largo de los años,
al tiempo que se generalizaba el uso de la expresión sector informal, se
hicieron intentos de describir su composición, de medir la cantidad de unidades
económicas y de personas que se mueven en la informalidad, de contabilizar su
peso en el Producto Nacional y, por supuesto, de explicar las causas de la
informalidad.
Herramientas
diversas de la OIT se refieren al sector informal, pero el primer intento de
describir su naturaleza se encuentra en la Recomendación sobre la política del
empleo (disposiciones complementarias), 1984 (núm. 169) de la OIT, se trata de
“las actividades económicas realizadas al margen de las estructuras económicas
institucionalizadas”.
Ciertamente, la terminología ha dado lugar a muchas
discusiones, complicadas por las varias connotaciones del uso de términos
aparentemente equivalentes en distintas lenguas (en las traducciones se
utilizan a veces sinónimos que no son usuales o que en determinados contextos
el uso nacional o local les confiere matices particulares o les ha hecho disímiles).
El uso del término sector no estructurado está ya desfasado y en la actualidad se
está restringiendo el de sector informal. Del término sector informal, profusamente
usado, se está pasando al de economía informal, al tiempo que se utilizan
conceptos ligados como trabajo informal, empleo informal, trabajadores informales,
empresas informales o actividades informales.
Hasta aquí vamos con OIT, pues luego, retomaremos, en “Next
Chapters”, la conceptualización.
Nuestra querida informalidad, nunca fue, ajena, a pensadores
y tratadistas de la realidad peruana, ya nuestro Paradigma viviente Matos Mar,
parafraseaba en su histórico “Desborde Popular” y su “Nuevo Rostro del Perú” lo
siguiente: “La nueva distribución territorial de la población viene aparejada con una inmensa diversidad de problemas. El
estancamiento relativo de la población rural no procede de una mayor
tecnificación capitalista del área agrícola sino que, más bien, trae consigo un
debilitamiento de la producción del campo que obliga a recurrir, en mayor
medida, a la importación de alimentos con apoyo cada vez mayor de la
exportación no-agraria. Por otra parte, los contingentes urbanos nuevos no son absorbidos
por industrias que capturen fuerza de trabajo excedente. Por el contrario la
tendencia de las actividades productivas urbanas es a ahorrar mano de obra,
dejando un gran margen de desocupación y de traslado de la población al sector
servicios. Mientras tanto, en las zonas rurales la tendencia vigente es una
sostenida crisis de producción y rentabilidad. La devastación producida en
1983, en amplias regiones del país, por causa de inundaciones y sequías de
escala cataclísmica, no ha hecho sino agravar la situación. La predominancia
urbana de la población viene también asociada a una creciente distorsión en la explotación
de nuestros recursos naturales y a un uso abusivo y depredador, tal como
ocurrió, por ejemplo, con la pesca.”
Matos Mar
es enfático en acotar que Lima es la expresión más clara, que a pesar de no
haber resuelto sus problemas , acapara y concentra la vitalidad del mercado
interno, favoreciéndose de las inversiones del capital privado, mientras que el
área tradicional, léase las provincias, reciben atención marginal y trato
despectivo, en un esquema asfixiante de centralismo inmisericorde.
No es pues
tan sencillo el asunto, nuestra ¡Rica Informalidad! , aparentemente está
presente en todos y cada uno de los territorios de la sociedad y la economía,
provoca debates intensos, pero estos en apariencia se
detienen al no haber mínimos consensos, cuando no, imposiciones que vienen de
alturas etéreas e insospechadas.
No es una perita en dulce que 93 millones de personas en América
Latina se encuentren inmersos, técnica y socialmente en la informalidad, que el
“men” de las finanzas mundiales el Banco Mundial (Word Bank) estime que hay 200 millones de desempleados en el mundo, de los cuales
75 millones son menores de edad , que adicionalmente, existen 2 mil millones de
adultos, en su mayoría mujeres, que no trabajan ni buscan trabajo y que en su
Informe sobre el Desarrollo Económico Mundial 2013, dijo que durante los
próximos 15 años, el mundo deberá generar 600 millones de puestos de trabajo,
no para resolver el déficit, sino solamente, para absorber el aumento de la
población en edad de trabajar, principalmente en Asia y África No contento con
estas agrias cifras, detalla que en el mundo, existen aproximadamente 3,000
millones de trabajadores, de las cuales 1,650 están empleadas y cobran un
sueldo regular, y que otros 1,500 millones trabajan en la agricultura y en
pequeñas empresas familiares o como jornaleros esporádicos o estacionales, (léase
informalidad, aunque con suave complicidad, para no afectar delicadas
sensibilidades políticas).
Como ven amigos, eso de informal, que
suena tan graciosamente relajado, es más, mucho pan por rebanar, es,
definitivamente, amplia y largamente complicado, al punto, creo, de complicar
la construcción racional de una viabilidad para el futuro.
Nos seguimos escribiendo en el…próximo
Chapter (capítulo)... ¡Ah! y no dejar de tomar nota del WARNING, sobre todo
algunos aviesos bucaneros, que les encanta esta fácil práctica.