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martes, 17 de diciembre de 2013

Lanzan Panorama Laboral 2013 de la OIT

Prólogo
A 20 años de la primera publicación del Panorama Laboral analizamos los desafíos que hoy enfrentan América Latina y el Caribe,  vemos en retrospectiva dos décadas esencialmente distintas para los mercados laborales de la región y  visualizamos el futuro inmediato con la preocupación que generan algunos rasgos presentes en la economía y en los mercados laborales.
La pérdida de dinamismo económico impactó al mercado de trabajo en América Latina y el Caribe. En 2013 los indicadores laborales revelan un estancamiento del progreso que había caracterizado los años anteriores.
La región corre el riesgo de perder una oportunidad de avanzar en la generación de más y mejores empleos. Estamos en un momento positivo pero desafiante.
La tasa de desempleo urbano registra mínimos históricos de 6,3% en 2013. Pero esa leve reducción en comparación al 6,4% de 2012 no se debió a la generación de nuevos puestos de trabajo, sino a una baja en la participación en la fuerza laboral.
Los salarios crecen menos que en años anteriores, la informalidad no se reduce, la productividad está creciendo por debajo del promedio mundial, y aumenta la desocupación de los jóvenes en zonas urbanas.
Los 20 años de publicación del Panorama Laboral abarcan dos décadas muy diferentes para los mercados laborales en la región. La primera estuvo caracterizada por fluctuaciones económicas, inestabilidad y pérdidas laborales incluyendo un fuerte incremento del desempleo. La otra, por avances significativos que llevaron el desempleo a mínimos históricos.
En efecto, de 1994 a 2003 el crecimiento fue interrumpido por crisis recurrentes, de origen interno en algunos casos y externo en otros.  En el segundo decenio 2004-2013,  los indicadores económicos y laborales de la región comenzaron a revertirse favorablemente y con cierta estabilidad, solo interrumpidos en 2008/2009 por un nuevo embate proveniente del exterior con la crisis subprime y después con la recesión en Europa. Hubo también un aprendizaje de los años pasados. América Latina y el Caribe estuvo en mejores condiciones durante los últimos diez años para aprovechar los vientos favorables que soplaban, y también para capear el temporal cuando fue necesario.
¿Iniciaremos en 2014 una nueva década con un signo diferente? El comportamiento del mercado laboral no es negativo, pero sí es preocupante.
El crecimiento económico pierde fuerza. En 2013 registra un aumento moderado de 2,7%. El pronóstico para 2014 es de una mejoría leve de 3,1% (FMI) en un escenario de incertidumbre de la economía internacional.
Si ese pronóstico económico se cumple la tasa de desempleo urbano se mantendría en 2014 al mismo nivel que este año.
Si bien la tasa de desempleo ha bajado, detrás de esos porcentajes hay personas, y que estamos hablando de 14,8 millones de mujeres y hombres que buscan trabajo sin conseguirlo.
Además persiste el problema de la calidad del empleo. Entre aquellos que sí tienen una ocupación, hay al menos 130 millones de personas que trabajan en condiciones de informalidad. De cada 10 trabajadores latinoamericanos y caribeños, al menos 3 no tienen acceso a ningún tipo de cobertura de protección social.
Casi la mitad de los desempleados urbanos son jóvenes. El desaliento y la frustración sin duda contribuyen a que unos 22 millones de jóvenes no estudien ni trabajen. No es casual que en diversas ciudades sean los jóvenes quienes encabezan protestas cuestionando el sistema y las instituciones.
La participación laboral de las mujeres continúa creciendo en la región.  En 2013 por primera vez registra tasas promedio de 50%, pero aún es menor que la de los hombres. Las mujeres siguen estando más afectadas por el desempleo y la informalidad.    

En 2013 también se desaceleró en forma importante el crecimiento de los salarios. Los salarios medios crecen 1,0%, por debajo del 2,6% del año pasado. Lo mismo ocurre con los salarios mínimos que registran un aumento de 2,6%, inferior al 6,9% en el mismo período de 2012.
El crecimiento económico es clave para mejorar la cantidad y la calidad de los empleos, pero no es suficiente, en especial cuando pierde dinamismo como está sucediendo ahora. Por lo tanto es importante poner en práctica medidas y políticas específicas para abordar los desafíos laborales.
Estas medidas deben responder a las necesidades y especificidades de cada país. Entre otras, son importantes el entorno propicio para el desarrollo de empresas que contribuyan a la generación de empleos de calidad, el reforzamiento de la institucionalidad laboral y el diálogo social, el diseño oportuno y adecuado de políticas activas de mercado de trabajo, las políticas orientadas a mantener la capacidad adquisitiva de los trabajadores y la demanda interna, así como el mejoramiento de la educación y de la formación para el trabajo.
La calidad de la educación es crucial, en especial si consideramos que países de la región obtienen puntajes por debajo de otras regiones del mundo en evaluaciones internacionales estandarizadas, como PISA.
La formalización de la informalidad, el aumento de la cobertura en seguridad social, la incorporación al mercado de trabajo de los más vulnerables, constituyen desafíos concretos.
¿Cuál es el tamaño del desafío? Será necesario crear al menos 43,5 millones de nuevos empleos en la próxima década para consolidar la baja tasa de desempleo alcanzada por la región en los últimos años y evitar que sobrepase del 7%.
Para reducir la informalidad de 47,7% a 42,8% en la siguiente década será necesario crecer al menos a un promedio de 3,4% y además que el 84% de los nuevos empleos  deberán ser formales.
El Panorama Laboral 2013 de la OIT es un llamado de atención a la necesidad de redoblar esfuerzos para mejorar la calidad del empleo en América Latina y el Caribe.
El empleo es un componente fundamental del crecimiento pues fortalece el mercado interno y crea un ambiente propicio para el desarrollo productivo. Y no podemos olvidar que es una herramienta esencial para la redistribución de la riqueza y la inclusión social, para a lucha contra la pobreza y la desigualdad.

Elizabeth Tinoco

ADG

Directora Regional de la OIT para América Latina y el Caribe