Vistas a la página totales

miércoles, 5 de junio de 2013

El papel de los sindicatos en el programa de desarrollo después de 2015

El papel de los sindicatos en el programa de desarrollo después de 2015

La Asesora Especial del Secretario General de la ONU sobre la Planificación del Desarrollo después de 2015, la Sra. Amina J. Mohammed, considera necesario que los sindicatos participen en la planificación y aplicación de los objetivos del Programa de desarrollo después de 2015. En esta entrevista con la Oficina de Actividades para los Trabajadores (ACTRAV) de la OIT, la Sra. Mohamed expresa su parecer acerca del Programa de Trabajo Decente de la OIT y la función de las normas internacionales del trabajo y el diálogo social.

La visión de la OIT se centra en el trabajo decente, esto es, el empleo, la protección social, los derechos laborales y el diálogo social. ¿Comparte usted la visión de la OIT sobre la importancia de incluir el trabajo decente en el Programa de desarrollo después de 2015?
Sí, completamente. Para el Secretario General el trabajo decente ocupa un lugar central en estos objetivos. El próximo programa de desarrollo versará sobre las personas; se pretende crear un programa universal para todas las personas. Tenemos la suerte de que la OIT lleva años impulsando el Programa de Trabajo Decente, poniendo en primera plana algunos temas fundamentales, como, por ejemplo, los derechos humanos. No se trata de un lujo ajeno ni de una cuestión de caridad. Lo que importa es el derecho a vivir decentemente gracias a oportunidades de empleo decente.

Si tenemos en cuenta la situación actual de los puestos de trabajo, la calidad del empleo se ha convertido en un asunto esencial para nosotros en este momento. Hemos visto cómo han crecido las economías y han aumentado las desigualdades dejando atrás a muchas personas. Para poder manifestar que el empleo es la solución, es necesario realizar una aclaración: ¿a qué nos referimos con ello? Debemos cerciorarnos de no repetir los mismos errores del pasado. En primer lugar, quizá no hicimos tanto hincapié como hacemos hoy en la necesidad de contar con un entorno propicio para proteger a los trabajadores. En efecto, ahora tenemos un marco, que resulta de gran utilidad, para esmerarnos en este sentido. Hemos contraído un compromiso en relación con estas normas. Todo eso no lo teníamos antes.

Antaño se pensaba que era positivo que la producción tuviese lugar en otras partes del mundo y que se diese la oportunidad a los pobres de tener acceso a puestos de trabajo, pero nadie se planteaba de qué puestos de trabajo se trataba. Cuando nos desplazamos para ver la situación en esos talleres de explotación, cuyos edificios se desmoronaban con los trabajadores dentro, pudimos observar y entender que eso no está bien y resulta del todo inaceptable. Necesitamos un enfoque de “tolerancia cero” en este ámbito. Es una pena que tengan que producirse tragedias para que empecemos a poner en marcha un enfoque de trabajo decente. En el próximo programa de desarrollo, habremos aprendido de esos errores.

A su entender, ¿qué papel deben desempeñar los sindicatos en las consultas sobre el desarrollo después de 2015? 

Desde el principio, el Secretario General de las NN.UU., Ban Ki-Moon, señaló que dichas consultas eran una conversación abierta en la que se incluía a todos, y los sindicatos son actores muy importantes en este proceso. Si deseamos dotarnos de un programa sobre puestos de trabajo y garantizar que las personas de todas las edades tengan acceso al trabajo decente, los sindicatos serán interlocutores principales más allá de este proceso de consultas. Dichas consultas tratarán sobre la calidad del trabajo. Los sindicatos tienen una gran fuerza en aquellos países en que los parlamentos y los gobiernos los escuchan. Sería muy positivo que hubiese una mayor coordinación de sus esfuerzos. Se impone responder a determinadas preguntas, tales como: ¿cuáles son los programas de trabajo?, ¿en qué consiste una visión de país?, ¿cómo podemos lograr que los gobiernos cumplan sus compromisos?, ¿cómo definir la función y la responsabilidad de cada uno de los actores para obtener resultados sobre el terreno?

Ahora bien, todos queremos lo mismo y si lo decimos, tenemos que hacerlo de corazón. Los gobiernos y los parlamentos deben rendir cuentas sobre lo que quieren saber los ciudadanos, o sea, qué dicen y qué hacen sus gobiernos. En este respecto, los sindicatos desempeñan un papel fundamental en el proceso, en lo relativo a su forma de participar. Cada país es diferente y no existe una solución única para todos. Un desafío interesante consiste en examinar cómo encontrar nuevos asociados para aplicar dichos programas en los próximos dos años.

¿Considera usted que los sindicatos tendrán el mismo papel durante la aplicación del programa posterior a 2015 que durante el período de negociación?


En primer lugar, creo que los sindicatos deben utilizar sus conocimientos y su experiencia sobre el terreno para fundamentar el programa posterior a 2015. Las prioridades que estamos trazando deben servir de base para las negociaciones acerca de los próximos objetivos. Y esto nos ayudará a avanzar mucho. Para ello es necesario hablar a escala nacional. Hay que trazar un vínculo entre la base y la dimensión internacional; los sindicatos tienen acceso a ambas y deben utilizar dichas redes para mejorar la calidad de los insumos del programa.

Su siguiente función será ejercer presión, puesto que, a fin de cuentas, son los Estados miembros quienes deciden el programa. Ellos serán quienes negocien. Me parece que la presión que “nosotros, las personas, ejercemos sobre ellos” es la que nos permitirá obtener los mejores resultados en los temas importantes. Creo que en la actualidad los gobiernos escuchan lo que se les dice dentro y fuera de sus países. Y como se suele decir, “pobres de ellos si no lo hacen”.

¿Tienen cabida las normas de trabajo de la OIT y el diálogo social en la aplicación en cada país del Programa de desarrollo después de 2015?


Creo que ambas cosas son importantísimas. Sin normas no podemos evaluar el cumplimiento y algunos lograrán zafarse. Necesitamos normas y diálogo. Sin diálogo no puede haber paz ni sostenibilidad. Es el mejor camino a seguir. Es necesario alentar el diálogo y los sindicatos son conocidos por eso. Necesitamos que imperen las bondades del diálogo.

En la actualidad encontramos situaciones de conflictos y violencia que se manifiestan en todas sus formas posibles. Tenemos que atajar todo eso por medio del diálogo. Es la mejor forma de solucionar los conflictos de manera sostenible.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario